Redacción: Mónica Aguilar Buri
(Chuquiribamba, Loja).- En la pintoresca parroquia de Chuquiribamba, en Loja, la panadería del Tío Guilles se ha consolidado como un emblema de tradición y sabor. Desde 1971, Guillermo Cuenca y su esposa, Aurelia Buri, han deleitado a locales y extranjeros con sus famosos queques (bizcochos), elaborados artesanalmente con ingredientes locales y una dosis generosa de cariño.

Cada madrugada, a las 4:00 am, la pareja inicia la preparación de estos panes de leche, mezclando a mano harina, leche fresca, huevos y mantequilla en una batea de madera.
«Aquí todo se hace con las manos y con el corazón», afirma Aurelia, quien ha sido el pilar de este oficio. Tras un cuidadoso proceso y 25 minutos en el horno, los queques emergen dorados y esponjosos, listos para conquistar paladares.

Este legado familiar ha trascendido generaciones, con los hijos de Guillermo y Aurelia comprometidos en preservar esta herencia.
José Cuenca, uno de sus hijos, destaca: «Nos enseñaron que todo se logra con dedicación y constancia. Queremos mantener viva esta tradición porque es parte de nuestra identidad y de Chuquiribamba».

Los queques del Tío Guilles no solo son apreciados en Ecuador; su fama ha cruzado fronteras, llegando a países como España, Italia y Estados Unidos. Clientes como Paulina Jiménez los describen como «un pedazo de tradición, con textura y sabor únicos». Además, la panadería se ha convertido en un punto de encuentro comunitario, donde las personas se reúnen a conversar y sentir el calor del hogar.
«Hacer pan es mi vida», concluye el Tío Guilles. «Mientras pueda, seguiré compartiendo este pedacito de nuestra historia con el mundo». Su sonrisa, al igual que sus queques, refleja esfuerzo, tradición y amor.


