Redacción: Ruth Karina Eras

(Pindal, Loja).- En la Parroquia Milagros, la tierra sigue siendo el motor de la vida, pero enfrenta obstáculos económicos y ambientales que ponen a prueba la resistencia de sus habitantes.

La Parroquia Milagros, en el cantón Pindal, alberga a Gregorio Eras, un agricultor de 88 años que ha dedicado su vida a cultivar la tierra. Desde joven, ha trabajado la tierra con una pasión que le ha permitido transmitir las tradiciones agrícolas a las nuevas generaciones.

“La agricultura es más que un trabajo, es un vínculo profundo con mi familia y mi comunidad”, expresa con orgullo.

A lo largo de los años, Gregorio ha visto cómo la agricultura ha evolucionado en la región. El maíz y los frijoles siguen siendo los cultivos predominantes, pero los avances tecnológicos han permitido mejorar tanto la calidad como la cantidad de las cosechas.

Sin embargo, la agricultura enfrenta nuevos retos. Los precios fluctuantes de semillas y fertilizantes, junto con los efectos del cambio climático, han incrementado las dificultades económicas para los productores locales.
A pesar de estas adversidades, la esperanza persiste. Gregorio destaca la importancia de preservar las costumbres locales y la colaboración entre los agricultores para superar las dificultades. A través de su ejemplo, busca inspirar a las nuevas generaciones a valorar y proteger su entorno.

La agricultura en la Parroquia Milagros sigue siendo un pilar de identidad y comunidad, un legado que Gregorio lucha por mantener vivo.